J. P. CAMPBELL: EL LEGADO GAÉLICO DE ESCOCIA
John Francis Campbell nació en Edinburgo en 1821, miembro de la familia de los Campbell de Shawfield, señores de Islay, una de las Hébridas, donde pasó su infancia. Educado en Eton y Edinburgo, Campbell tenía un espíritu renacentista. Además de flolclorista, fue un científico notorio, inventor de un heliógrafo que aún hoy lleva su nombre. Estudió y fotografió glaciares, publicó libros de geología y podía considerársele un experto en el campo de la óptica. Era también un lingüista de talento que conocía el gaélico, el danés, el noruego, el sueco, el lapón, el italiano, el español y el alemán. Sin embargo, para la mayoría de sus contemporáneos era “el hombre que perseguía a las hadas”.
Se especializó en el estudio de la cultura celta y se le sigue considerando una autoridad en literatura gaélica. Su obra más famosa fueron los cuatro tomos bilingües de sus Cuentos populares de las Highlands Occidentales, recopilados por colaboradores suyos como Alexander Carmichael y traducidos por él al inglés.
Campbell hablaba gaélico y sentía pasión por las antiguas costumbres y las viejas narraciones. Apreciaba a la gente de las Hébridas y su cultura popular de origen celta. En una época en la que el gaélico era despreciado como un lenguaje inferior, propio de gente pobre, ignorante y supersticiosa, él valoró sus posibilidades expresivas y posibilitó la supervivencia de la literatura popular que lo enriquecía. Contra la opinión del Dr. Johnson de que el gaélico era “el rudo lenguaje de un pueblo bárbaro”, Campbell lo elogió como un lenguaje “rico en palabras cuyo mero sonido expresa ideas... un lenguaje lleno de metafóricas y descriptivas expresiones.” Trabajó en las Highlands y las Hébridas Interiores, entre Escocia e Irlanda, contactando con corresponsales que recogían para él relatos populares contados de viva voz por la gente del pueblo, pescadores, labriegos, músicos ambulantes... En los índices que anteceden a su publicación, Campbell recogía el nombre del narrador original, la fecha y el lugar de la narración, el nombre del corresponsal que se la había hecho llegar y el propio texto en gaélico, al que él en muchas ocasiones incorporaba la versión en inglés. De este modo recogió escrupulosamente cientos de cuentos de las Highlands Occidentales, baladas fenianas, canciones y anécdotas populares.
Su contribución a la supervivencia de la cultura popular gaélica no fue valorada en su momento de modo que su reputación solo creció tras su muerte en la Provenza en 1885. Yace bajo una réplica de la cruz de Kildalton, el más famoso momumento de Islay, en el cementerio de Cannes.
PRINCIPALES OBRAS
Cuentos populares de las Highlands Occidentales (1860-1862).