LOPE DE VEGA: LA VIDA APASIONADA DE UN GENIO CREADOR
El rasgo más llamativo de la vida y de la obra de Lope de Vega es el exceso. Resulta excesiva, al menos para los parámetros habituales, su vida sentimental, con una larga lista de esposas, amantes oficiosas, amantes ocasionales, hijos legítimos e ilegítimos, pendencias y tribulaciones... Y no lo es menos su obra, con más de trescientas comedias certificadas y casi dos mil atribuidas, composiciones innumerables en todos los géneros literarios, desde el gran poema épico a la novela sentimetal, un éxito literario y personal extraordinario y una fama póstuma secular indiscutida como uno de los más grandes renovadores del teatro europeo y uno de los mejores poetas de la lengua castellana. Por todo ello, una breve biografía de Lope de Vega solo puede aspirar a síntesis.
Félix Lope de Vega y Carpio nació en Madrid en el año 1562 en una familia modesta de artesanos. Aunque se sabe que fue un niño precoz, no se le conoce una formación sistemática y sus estudios parece que no fueron más allá de la asistencia ocasional a la escuela de Vicente Espinel y a algún curso poco aprovechado en la universidad de Alcalá. Lope fue considerado siempre por sus contemporáneos como un autodidacta, con lo que ello conllevaba de asombro por haber llegado tan alto y de prevención por haber partido de tan bajo.
Para una persona de la condición de Lope en la España de Felipe II, abandonados los estudios, el ejército parecía ser el único camino de progreso social. En 1583, con 20 años, se embarca para combatir en la guerra de anexión de Portugal y navega hacia las Azores. La campaña es un éxito militar pero Lope abandona la marina y vuelve a Madrid, para vivir de su pluma, sobre todo escribiendo obras para el teatro. Todavía volvió a intentar fortuna en la guerra alistándose en la Armada Invencible en 1588, pero el desastre de la empresa le hizo olvidar definitivamente el oficio de las armas.
En 1587 había comenzado la vida pública de Lope con un episodio sentimental que le enfrenta a un sobrino del cardenal Granvela por los favores amorosos de Elena Osorio. Rechazado por su pobreza, Lope hace circular poemas satíricos sobre ella y su familia, que le llevan a la cárcel primero y al destierro de la corte poco después. Y todavía, antes de abandonar Madrid, protagoniza otro lance novelesco al raptar de su casa, con su consentimiento, a Isabel de Urbina, a la que convertirá en su primera esposa. Desterrado en Valencia, Lope va perfeccionando su modelo de composición dramática. Se trata de una propuesta muy novedosa que se caracteriza en esencia por restar importancia a las normas clásicas, que se suponían inherentes al género, para hacerlo más atractivo como espectáculo para una gran masa de espectadores. En esas últimas décadas del siglo XVI en España, como en otras regiones de Europa, se estaba generalizando el gusto por las representaciones dramáticas populares de tipo profano, hasta el punto de que distintas instituciones públicas y privadas habían comenzado a interesarse por ellas desde el punto de vista económico. Los autores de obras para el teatro se ven obligados a buscar un punto de encuentro entre la presión culta de los intelectuales, que ven en el teatro un ámbito de creación bien delimitado por los precedentes clásicos, y los gustos populares, que, más allá de cualquier teoría literaria, entendían las representaciones ante todo como una forma de entretenimiento. Lope de Vega es el escritor español que, como Shakespeare en Inglaterra, consigue llevar a las tablas un modelo teatral de éxito combinando de forma original estos dos aspectos.
Desde el punto de vista personal, su éxito como autor de comedias a finales del siglo XVI y principios del XVII le dio a Lope de Vega un mínimo de seguridad económica pero el dinero que ganaba con su teatro era escaso –a pesar de ser un autor inmensamente prolífico- y su estilo dramático era duramente criticado por los intelectuales de más prestigio.
En diciembre de 1595, cumplidos ocho años de destierro, regresó a Madrid. Deseando triunfar como escritor, Lope probó fortuna en otros campos de la literatura culta para los que estaba menos dotado pero que eran más valorados en su época: escribió una gran epopeya culta – Jerusalén conquistada -, emulando a Torcuato Tasso, una novela pastoril, -la Arcadia-, a la manera de Sannazaro e incluso una novela bizantina –El peregrino en su patria-. También probó, con más fortuna, la italianizante –Novelas a Marcia Leonarda-, pero en ninguno de estos novela cortagéneros destacó tanto como en el teatro.
Mientras tanto, su vida personal no había dejado de proporcionarle sobresaltos. Muertos su primera mujer y sus primeros hijos y tras ser procesado por amancebamiento con la actriz Antonia Trillo, Lope se había casado con Juana de Guardo, con quien tuvo cuatro hijos, de los que solo una hija sobrevivió a su madre. De esta época datan también sus amores con Micaela de Luján, con la que tuvo cinco hijos, casi todos ellos de corta vida. Durante bastantes años, Lope dividió su vida entre estos dos hogares y los lechos de un número indeterminado de amantes, muchas de ellas actrices, como Jerónima de Burgos y María de Aragón. Pero a partir de 1612, cuando acababa de cumplir 50 años, su vida da un giro radical cuando su único hijo varón, Carlos Félix, muere con solo seis años y, poco después, muere también su propia esposa. Decidido a reformarse, Lope de Vega fue ordenado sacerdote en 1614, el mismo año en que publicaba uno de sus grandes libros de poesía lírica, las Rimas sacras.
En torno a la religiosidad de Lope de Vega no hay mucho que decir, pese a lo que pueda parecer. Lope es ante todo un hombre de su tiempo, de la Contrarreforma católica y la España de Felipe IV. La religiosidad visceral y contradictoria de Lope forma parte del contexto general de la época, como la tensión entre condenación y éxtasis, la convivencia de espiritualismo y carnalidad y la antítesis pecado/arrepentimiento. Todo ello se integra dentro de la ortodoxia católica de la Europa tridentina y es uno de los puntos de partida básicos del Barroco en el sur del continente.
En todo caso, la profesión religiosa de Lope no evitó que su vida sentimental y familiar siguiera siendo tormentosa; por el contrario, su fama literaria y su condición eclesiástica ampliaron las repercusiones de sus tribulaciones personales. Por un lado, a partir de 1616 mantuvo una larga relación amorosa con la última de sus amantes, Marta de Nevares, una joven 30 años menor que él y a la que, tras quedarse ciega y perder la razón, cuidó hasta su muerte en 1632. Por otro, siguieron sucediéndose en esta etapa final de la vida del poeta episodios luctuosos en su familia como la muerte de la mayoría de sus hijas y del único hijo varón que le quedaba, Lope Félix, en 1634. También le afectó enormemente ese mismo año la fuga de su hija menor, Antonia Clara, de 17 años, con Cristóbal Tenorio, un miembro de la nobleza que muy poco después la abandonaría.
Lope de Vega murió algunos meses más tarde, ya en 1635, en la misma ciudad en la que había nacido. Su fama entre sus compatriotas era tal que su entierro se convirtió en una muestra de duelo público como no había habido antes por un escritor. Sólo una hija natural suya, la monja Marcela, le sobrevivió.
Gracias a Lope, el teatro español aportó un nuevo modelo dramático, la comedia española, a la historia del teatro europeo, subgénero que siglos más tarde sería definitivo para la creación del drama romántico y las nuevas técnicas teatrales de la Etapa Disolvente. [E. G.]
PRINCIPALES OBRAS
La Dragontea (1598), epopeya.
La Arcadia (1598), novela pastoril.
La hermosura de Angélica (1602), epopeya.
El peregrino en su patria (1604), novela bizantina.
Rimas (1604), poesía lírica.
Jerusalén conquistada (1604), epopeya.
Arte nuevo de hacer comedias (1609), preceptiva dramática.
Fuenteovejuna (1612), comedia histórica.
La dama duende (1613), comedia de capa y espada.
Rimas sacras (1614), lírica religiosa.
El villano en su rincón (1616), comedia de costumbres.
Circe (1624), fábula mitológica.
La Dorotea (1632), novela sentimental.
Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (1634), poesía lírica.