ÓSCAR WILDE: ÉXITO Y RUINA EN LA SOCIEDAD VICTORIANA

 

    Oscar Wilde nació en la ciudad irlandesa de Dublín (Reino Unido) en 1854 en una familia de la alta burguesía angloirlandesa. Su padre era un afamado cirujano y su madre, una poetisa partidaria del nacionalismo irlandés. Fue educado en su propia casa hasta los nueve años y luego en el Trinity College de Dublín. Finalmente, gracias a una beca, pudo continuar sus estudios en Oxford hasta 1878. Ese año ganó su primer premio literario con su poema «Ravenna», al mismo tiempo que obtenía el título de Bachelor of Arts con la mayor nota posible. Poco después, en 1881, a los 27 años, publicó su primer libro, Poemas, que fue bien recibido.

    Ya desde su período oxoniense, Wilde había adquirido renombre por su vinculación al movimiento esteticista. Desde el punto de vista teórico, recibió una profunda influencia de escritores como John Ruskin y Walter Pater, que defendían la importancia central del arte en la vida, en lo que en Francia se había denominado l´art pour l´art. Esta doctrina fue defendida en Gran Bretaña por William Morris, Dante Gabriel Rossetti y, en general, por la Hermandad Prerrafaelita, y tuvo una repercusión trascendental en las artes decorativas. En paralelo, Wilde se propuso también destacar a través de una estética personal altenativa y vistosa. Se dejó el pelo largo, desdeñaba abiertamente los deportes «masculinos» y dedicaba su interés a decorar sus habitaciones y a vestirse de forma anticonvencional y sofisticada. Poco a poco, llegó a ser uno de los personajes más famosos de su época y, aunque sus compañeros solían tildarlo de ridículo, sus paradojas y sus dichos ingeniosos y agudos eran citados por todas partes.

    Los seis años siguientes a su graduación, Wilde los pasó entre Londres, París y los Estados Unidos, por donde viajó impartiendo conferencias sobre “La moda” o sobre “El valor del arte en la vida moderna”, que eran todo un éxito por las propias expectativas que generaba su presencia. De este modo, Wilde, a su vez, podía permitirse una vida de lujo estético y extravagancia con frecuencia por encima de sus posibilidades. Por entonces concoció en Londres a Constance Lloyd, hija de un importante abogado irlandés, con la que se casó en 1884 y con la que tuvo dos hijos. A partir de este momento va a transcurrir la década de mayor producción literaria y de mayor éxito y notoriedad pública del autor.

    En 1887 Wilde se convirtió en redactor en jefe de la revista The Womans' World y tras publicar varias colecciones de cuentos como El Príncipe Feliz y otros cuentos, le llega en éxito en 1890 con la primera versión de El retrato de Dorian Gray. Esta novela desencadenó una tempestad de protestas entre los críticos ingleses, que le reprochaban que pusiera su inteligencia y su dominio del estilo al servicio de temas que atentaban contra la moral pública. Wilde, por el contrario, defendió su obra profundizando en una de sus obsesiones, la superioridad de la Estética sobre la Ética.

    Pero por esa misma época, Wilde encuentra en el teatro la forma de criticar a la sociedad británica sin sobrepasar los límites que esta estaba dispuesta a tolerar. Con el aspecto de entretanidas comedias de salón Wilde se propone llevar a los escenarios una crítica sutil pero profunda del mundo victoriano. Ante la ingeniosidad y la elegancia de la puesta en escena, la audiencia se ve obligada a reprimir sus rígidas convenciones sociales y a aceptar puntos de vista morales mucho más sutiles de lo habitual. Sus obras de teatro fueron enormemente populares y los éxitos se sucedieron entre 1892 y 1895, desde El abanico de Lady Windermere hasta La importancia de llamarse Ernesto.

    En cuanto a su vida personal, en 1891, Wilde había conocido a Lord Alfred Douglas de Queensberry (Bossie), del que se enamoró y junto al que llevó durante unos años una vida escandalosa sin disimular apenas su hosexualidad. Como consecuencia de ello, en 1895 el padre de su amante acusó a Wilde de sodomita, quien, a su vez, lo denunció por calumnias. Al final, el noble quedó libre y Wilde se enfrentó a un segundo juicio acusado de sodomía y de indecencia, y por el que fue condenado a dos años de trabajos forzados. Durante su estancia en la cárcel, Wilde escribió la extensa carta dirigida a lord Alfred Douglas que lleva por título De profundis y el poema La balada de la cárcel de Reading.

    Tras la sentencia, su esposa Constance cambió su apellido y el de sus hijos para desvincularse del escándalo y, aunque nunca se divorció de su marido, le obligó a renunciar a la patria potestad de sus hijos y le prohibió regresar a casa. Por todo ello, el escritor, arruinado también materialmente, ya que tuvo que pagar las costas del juicio, al salir de la prisión en 1897 abandonó para siempre Gran Bretaña. Wilde y Douglas todavía vivieron juntos unos meses cerca de Nápoles ese mismo año, hasta que la presión de sus respectivas familias terminó por separarles. A partir de entonces, Wilde residió en París bajo el nombre falso de Sebastián Melmoth y allí  murió en la pobreza en 1900 muy poco después de haberse convertido al catolicismo.

 

PRINCIPALES OBRAS

    NARRACIÓN

    El Príncipe Feliz y otros cuentos (1888).

    El retrato de Dorian Gray (1890), novela.

    El crimen de Lord Arthur Savile y otros cuentos (1991)

    De profundis (1905), epístola.

 

    TEATRO

    El abanico de Lady Windermere (1892)

    Salomé (1892), en francés.

    Una mujer sin importancia (1893)

    Un marido ideal (1895)

    La importancia de llamarse Ernesto (1895)

 

    LÍRICA

    Balada de la cárcel de Reading (1898)